Estados Unidos lanzó el sábado un ataque con dron contra el grupo yihadista Estado Islámico en Afganistán, al tiempo que encara la recta final de la evacuación en el aeropuerto de Kabul bajo amenaza de nuevos atentados.
«El ataque aéreo no tripulado se produjo en la provincia afgana de Nangahar. Los primeros indicios apuntan a que hemos matado al objetivo», dijo en un comunicado el capitán Bill Urban, del Comando Central, indicando no tener constancia de «ninguna víctima civil».
El ataque, lanzado desde fuera de Afganistán, es el primero del ejército estadounidense tras el atentado suicida del jueves en el aeródromo de Kabul.
Según informaron el sábado a la AFP altos funcionarios de salud de la anterior administración afgana, la cifra de muertos es superior a 100 personas, entre ellas 13 soldados norteamericanos.
Algunos medios hablan de más de 170 fallecidos.
Después del ataque reivindicado por el Estado Islámico del Khorasan (EI-K), la rama de este grupo en Pakistán y Afganistán, el presidente Joe Biden había prometido represalias.
«Los perseguiremos y los haremos pagar», afirmó en un discurso tras el golpe más mortífero contra el ejército estadounidense en Afganistán desde 2011.
El riesgo de atentados persiste, según Washington. «Todavía creemos que hay amenazas específicas y creíbles», advirtió el viernes John Kirby, portavoz del departamento de Defensa estadounidense.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, indicó que otro ataque era «probable» y que los próximos días serán «el periodo más peligroso hasta la fecha».